Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


13 de diciembre de 2011

EL HEDONISMO CRISTIANO


George Davis y Michael Clark

El hedonismo es la doctrina del placer o de la felicidad como los únicos o principales bienes supremos en la vida. El hedonismo egoísta se define como “la teoría ética de conseguir la felicidad personal como objetivo correcto de toda conducta”. Ya hemos visto que la condición para el discipulado es la negación del yo y el tomar la cruz, de manera que no puede existir algo como “hedonismo cristiano”. O eres un hedonista o eres un cristiano. No puedes ser ambos.

A pesar de las enseñanzas de Cristo y de su ejemplo de negación personal, ha emergido lo que hemos escogido llamar “nuevo hedonismo cristiano”. Eres invitado a venir a Jesús para recibir felicidad, riquezas y poder. El sufrimiento se considera una evidencia de incredulidad y todo lo que pertenece al sufrimiento y al sacrificio es considerado “negativo”, y por tanto, algo a evitar.

En tales iglesias hedonistas la cruz no es más que un mero símbolo sobre la pared, un icono que representa el precio desafortunado que Cristo pagó para adquirir nuestra felicidad. Pocos aprecian sus ramificaciones presentes y menos aún la toman y siguen adelante.

Mimado y echado a perder por su autoindulgencia, y sin negarse ninguno de los lujos de este mundo, este cristianismo ha surgido sin cruz y sin fuerza para usurpar la fe que una vez fue dada a los santos. Viven como si Jesús hubiera dicho, “negad la cruz y cumplid vuestros deseos, y seguidme”. Todos los que no se niegan a si mismos, los que no toman su cruz y siguen a Jesús, son enemigos de la cruz. Por su negación a cargarla, se han convertido en sus enemigos.

La cruz que George Bernard vio en su himno, “la vieja y dura cruz”, no era un icono cubierto de oro ni un símbolo brillante de los escudos de los caballeros y de los cruzados, sino un astillado “emblema” de sufrimiento y de vergüenza… manchado de sangre”. Y más aún, entendió que tocaba a cada cristiano el tomar con gozo su vergüenza y vituperio hasta que finalmente cada uno dejara sus trofeos de este mundo.

La Cruz y el Fruto - George Davis y Michael Clark

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry